
La tercera semana de octubre pasé una semana de vacaciones en Conil de la Frontera (Cádiz). Me faltan palabras para expresar lo maravillosa que es la provincia gaditana y la Costa del Estrecho. Para mí lo tiene casi todo: espacios abiertos donde navegar en kayak, observar aves y flora, un mar indomable, historia y cultura a cada paso que se da, y un aire relajado al funcionar en el día a día. Sol, tranquilidad (fuera de temporada), una gastronomía de diez, y la gente… «perita».
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